
Como habrán notado, gran parte de Latinoamérica está siendo devastada por
incendios forestales, muchos de ellos provocados por intereses económicos, y
otros como parte del ciclo natural, donde la naturaleza misma busca
reiniciarse. El fuego es un poderoso transmutador, un elemento esencial para
dar paso a lo nuevo. Por eso, en los rituales mágicos y esotéricos se usan
velas, representando esa fuerza renovadora del fuego.
En este momento, siento una oleada de energía desbordada y fuera de control.
Las emociones están al límite: muchas personas se encuentran agresivas, a la
defensiva, en caos emocional, con impulsos de ira o sumidas en una profunda
tristeza y desesperanza, con pensamientos autodestructivos.
Además, hay entidades oscuras que se alimentan de esta negatividad, como si
sintieran que están perdiendo la batalla. La cantidad de espíritus en
tránsito, perdidos y en pena, vagando por las calles en busca de una chispa de
luz es inmensa.
Ser un trabajador de luz significa aprender a navegar en estas aguas oscuras,
enfrentando energías negativas y seres que, de vez en cuando, detectan nuestra
presencia y reaccionan a la defensiva. No es una tarea fácil. Como una vez
leí: “Cuanta más luz logres ver, más oscuridad podrás percibir”. Sin
embargo, me llena de felicidad saber que muchos de nosotros estamos aquí,
luchando y trayendo luz a este mundo.
Si algo dentro de ti te llama a esta misión, te animo a que escuches esa
intuición. Empieza a investigar, a formarte con personas que resuenen contigo.
Puedes explorar
mis formaciones y masterclasses, o buscar a otros terapeutas afines. Aquellos de nosotros que estamos
verdaderamente en servicio lo demostramos con actos coherentes, porque sabemos
que hoy en día el marketing puede vender lo invendible.
Recuerda que la sabiduría no solo se obtiene del estudio, sino también de la experiencia.
Cuando lo sientas, te invito a formar parte de este equipo de luz, o como me gusta llamarlos, los guerreros de luz.
Te envío un abrazo lleno de energía y luz para tu camino.